miércoles, 24 de agosto de 2011

Tu reputación en el cielo


Este es un concepto que personalmente no he escuchado mucho en las diferentes comunidades. Generalmente nos enfocamos a tratar nuestra reputación de como somos conocidos en la tierra, pero casi nunca meditamos sobre como somos conocidos en el cielo por Dios y todos sus ángeles. 
Dios nos dice una y otra vez por medio de su Palabra o su Espíritu que todos aquellos que hemos confiado nuestra vida en él empezamos borrón y cuenta nueva, pero se nos hace difícil creerlo permaneciendo en los errores del pasado. 
En Jueces 6:11-16 un angel del Señor se le aparece a Gedeón y lo llama con la reputación que tenía en el cielo: "Guerrero valiente". Por lo que se interpreta en el texto Gedeón, no sabía que el angel se refería a él y más bien lo que hace es declarar todas las miserias que estaba viviendo el pueblo de Israel. 
¿No hacemos esto nosotros? La misericordia de Dios nos alcanza todos los días refrescando nuestra alma de culpabilidad y en minutos tiramos todo eso abajo reposando en todas nuestras tortas y errores. Dios quiere convencer a cada uno de nosotros que estamos para cosas grandes unidos de su mano. 
El angel necesitaba que Gedeón comprendiera que Dios lo había escogido para liderar a su pueblo a ganar una gran batalla y nosotros hemos sido escogidos para exactamente la misma cosa. Es hora de creerle a Dios y tomar la reputación que se nos ha dado mediante la intervención de Jesús y traerla a la tierra. La pregunta para terminar sería: ¿Aquién le vas a creer a Dios o a tus propios pensamientos destructivos?







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Que tengás una buena semana meditando en todo lo bueno que cree Dios sobre tu persona.

Rodrigo Fournier.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Viviendo en la presencia de Dios


"Todo es espiritual"

El título de nuestros apuntes prácticamente dice todo lo que respecta a nuestro propósito con esta reflexión. En la vida creemos que ir a la iglesia es más espiritual que lavar unos platos, o que llevar a los niños a la escuela no tiene nada que ver con Dios. 

El libro de Colosenses en 3:17 nos advierte que todo lo que hacemos lo hacemos para Dios. Esto es una gran motivación para mi y espero que para usted, ya que se entiende que puedo hacer lo más insignificante del mundo en mis ojos, pero para Dios vale muchísimo. 

Algo que no quiero olvidar es que Dios no ve a las personas como gerentes, ingenieros o sacerdotes, Dios los ve por igual y se fija en su corazón. Por eso en el recién pasado día de la madre compartimos con ellas que si decidieron quedarse en casa administrando el hogar o salir al mundo de los negocios, todo eso tiene el mismo valor espiritual delante de Dios. 

Piénselo por un minuto: ¿Dónde se forma más el carácter, limpiando un baño, limpiando un pañal o dando órdenes? El hombre y mujer de Dios tiene que entender que haga lo que haga Dios esta mirando y es una oportunidad poderosa de ser más como Jesús.  Hechos 17:27.

No me gustaría terminar este pequeño texto sin dedicarme a las madres que fueron celebradas en estos días. Ellas son el tesoro de la sociedad y muy preciosas a los ojos de Dios. El Salmista declara que aquel que encuentra una buena mujer encuentra un tesoro. Es ella quién muchas veces tiene más influencia y cercanía en los niños que serán pilares de la sociedad. Es bueno aprender de mujeres de Dios en la Biblia.

Pablo en varias ocasiones le habla a Timoteo que se apoye en la Biblia que desde niño conoce por la instrucción de su madre y abuela. Esto quiere decir que una madre tiene la oportunidad de educar a su hijo en la Palabra de Dios y que su hijo pasé esa herencia otra vez. Dios aconseja a las madres a enseñar la Biblia a sus hijos y modelar una vida de obediencia hacia Dios, ese es el verdadero legado a dejar.

Sí querés escuchar y ver esta charla de manera completa solo tenés que hacer click aquí.

Orando porque se levanten madres llenas de Dios, 
Rodrigo Fournier.

miércoles, 10 de agosto de 2011

¿De que tamaño es tu fe?


En el mundo que nos rodea fácilmente se puede sentir que no hay esperanza. Muchas familias están destruidas, falta empleo, los valores están escondidos y la inseguridad nos acecha. 

Si nos dejamos vencer, no hay razón por qué seguir, pero los que tenemos fe todavía guardamos esperanza. Estamos motivados para hacer diferencia en nuestro entorno y revertir las antes mencionadas epidemias. 

Necesitamos fe, esa fe tiene que tener un enfoque para que cobre sentido y el enfoque es Jesús. 

Hebreos 12:2 "Fijemos nuestra mirada en Jesús, autor y consumador de nuestra fe." Jesús es quien ofrece esperanza, si mi fe está en el todo, es posible y la situación más escalofriante tiene salida. 

La fe nos protege, Efesios 6:16 "Tomen el escudo de la fe para apagar las flechas encendidas del enemigo." Si piensas en las flechas que recibes de tu jefe, las flechas que te atacan con tu familia y de la vida en general, la única manera de que no penetren nuestro corazón es por medio del escudo de la fe. 

Esto es la confianza que ponemos en Dios, en que lo que el ha dicho de nosotros es verdad y lo aconsejado traerá mucho bien a nuestras vidas. Nuestra fe va de acuerdo a la capacidad de seguir la instrucción de Dios. Una escena poderosa es cuando Jesús va con los discípulos en el lago de Galilea y se viene gran tormenta. Ellos se asustan y al pedir ayuda se topan con Jesús durmiendo. Cual era la instrucción? Ir al otro lado, y si Jesús no decía nada debían seguir haciendo lo mandado. Luego de esto Jesús les llama hombres de poca fe. 

Queda claro que un hombre y mujer de gran escudo escuchan obedeciendo inmediatamente lo que dice Dios, aunque el tiempo parezca incómodo. Por último, es necesario decir que la fe debe de ser probada y estirada. 1  Pedro1:7 " Si quieres tener gran fe,necesitas estar preparado para el fuego donde las impurezas son eliminadas."





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Espero y oro porque Dios crezca en nosotros una gran fe.

Rodrigo Fournier

miércoles, 3 de agosto de 2011

El padre y los 3 hijos pródigos

Según mi experiencia personal, junto con las conversaciones que he tenido con muchas personas, el concepto de "padre" es uno de los más mal entendidos en nuestras comunidades. Cuando decimos mal entendidos no es para denotar que no se entiende qué significa que Dios sea nuestro Padre, sino que no comprendemos a plenitud las dimensiones de esta palabra. 

Dios es nuestro Padre lleno de misericordia, paciencia, amor, bondad, riquezas espirituales y materiales. En la famosa parábola del Hijo pródigo hemos encontrado que un jóven cansado de vivir con su padre pide la herencia y deshonra a aquel quién lo ha cuidado toda la vida. 

No sé a usted, pero a mi me suena familiar. Me recuerda todas esas veces que le he dicho no a Dios confiando en mis propios planes. Pero lo interesante de la situación es que una vez que el jóven se va con todo el dinero de su casa, no le va bien. (Lucas15:14-16) El había disminuido todas las alegrías y ventajas de vivir en la casa de su Padre, pero una vez fuera, se daba cuenta que no era mejor estar solo haciendo lo que según él le traería felicidad. 

El doctor Lucas nos sigue contando que el muchacho recapacitó y se dijo a sí mismo que quería cambiar su vida. La palabra recapacitar es clave ya que en otras versiones también dice "se arrepintió" y esto nos enseña que hay un momento en la vida de un hombre o una mujer que se entrega todo a Dios, que se inclina el corazón al cielo y se empieza a vivir para Dios y no para uno mismo. 

Después de mucho caminar, el Padre lo recibe en la casa con brazos abiertos. (Lucas15:20-22) No sólo no le permite volver como uno de sus jornaleros, sino que manda a traer el anillo de la familia, que simbolizaba capacidad de compra y que tiren la casa por la ventana con una fiesta. Aquí no hay que dejar pasar la gracia que extiende el Padre a sus hijos, y la realidad que cuando nosotros volvemos a la casa de Dios arrepentidos de nuestros acciones. Él nos toma de vuelta sin ponernos en la "banca" más bien, nos pone en nuestro puesto de hijos. Cuando parece que la parábola va a terminar bien, aparece el hermano mayor furioso de aquel recibimiento. (Lucas15:25-30) El hermano mayor no extiende gracia a su hermano y en sus palabras de reclamo a su padre deja ver que él creía que el amor del padre se ganaba a puro trabajo. 

Jesús cuenta esta historia para que nosotros nos pongamos frente a los personajes como sí funcionaran como un espejo. El primer espejo es el del Padre, debemos preguntarnos si conocemos a Dios como esa clase de Padre o si somos así con nuestros hijos. El segundo espejo es el hijo jóven que despilfarra toda su vida lejos de Dios. 

Aquí la pregunta es: ¿Estamos viviendo una vida lejos de nuestro Padre celestial o habrá cosas por las cuáles arrepentirnos, como confiar en que los planes del Padre son mejores que los nuestros? Y el tercer espejo se trata de la religiosidad. Es extremadamente necesario saber sí soy un religioso que no extiende amor a los demás, que no quiere bailar y celebrar porque cree que con Dios se trata de seguir un poco de reglas. ¿Cuál hijo es usted?
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Que Dios me ayude a mí y a usted a sabernos hijos muy amados.

Rodrigo Fournier