El otro día aprendí que las ovejas son capaces de quitarse la vida involuntariamente. Los conocedores cuentan que cuando ellas se encuentran en cierta posición de descanso pueden perder el punto de equilibrio y al sentir que no están en control se ponen tan nerviosas que quedan boca arriba sin poder moverse. Sí viven en un clima frío mueren en cuestión de días y sí es de mucho calor en horas. Cuento esta historia porque nos ilustra lo indefensas y dependientes que son las ovejas de la ayuda de su Pastor. Y no es por nada que el evagelista Juan nos llama ovejas necesitadas del gran Pastor Jesús.¨El que entra por la puerta es el pastor que cuida a las ovejas. El portero le abre la puerta y el pastor llama a cada oveja por su nombre y las ovejas reconocen su voz.¨Juan10:2-3 Estos versos son hermosos no sólo por la pintura que nos pintan sino por la veracidad de lo que dicen. Para ser una oveja del rebaño de Dios hay que escuchar su voz y obedecerla. En el mundo dónde vivimos muchas personas escuchan la voz del Padre pero pocas la reconocen. Un Hijo de Dios escucha la voz de su Padre y al igual que todo niño al reconocerla detiene todo lo que esta haciendo para volverlo a ver. Un niño pequeño se escapa de sus padres y muchas personas pueden decirle que hacer, pero no es hasta escuchar la voz de su Padre que se detiene reconociendo el tono de urgencia. Más adelante en el verso 9-10 leemos:¨Yo soy la puerta, él que por mi entrá se salvará. Será como una oveja que entra y sale y halla pastos. Yo he venido para que tengan vida en abundancia.¨En Juan encontramos a Jesús haciendo analogías entre su persona y cosas de la vida diaria. Él dice ser el pan de vida, el camino, la verdad, la vida, la luz del mundo, agua viva y ahora la puerta. En el contexto de las ovejas esto tiene mucha relevancia porque es quién esta a la puerta del redil quién protege a las ovejas controlando cuando o dónde salen y quién entra a verlas. Jesús afirma él es nuestra puerta, él es quién sabe como va el movimiento de nuestras vidas y es por medio de él que podemos tener libertad de movimiento y hallar pastos. Cualquier otro que no es Jesús viene por interés y es alguien que se salta la cerca en vez de entrar al redil por la puerta. Estos bandidos vienen a matar, robar y destruir, pero Jesús el Buen Pastor ha venido a darnos vida y en abundancia. Es para nuestro bien y gozo que debemos de pedirle a Dios que nos afine el oído para escuchar su voz y seguirlo a pastos verdes. Es para nuestra alegría eterna que confiamos en él las llaves de nuestro redil para que nos proteja y heredar la vida eterna. Y hay que confiar en las palabras del viejo Salmo 23:¨El Señor es mi Pastor nada me faltará. Junto a aguas de reposo me hará descansar y me guiará por sendas de justicia.¨
El primer paso es aceptar que soy una oveja y el segundo reconocer su voz!
Espero este mensaje te motive a caminar más cerca de Dios y bendiga a tu familia.
Paz, Rodrigo Fournier.